Quienes conviven con gatos saben que son animales que se asustan con facilidad. Un ruido inesperado o incluso un nuevo mueble en casa pueden provocar inquietud en el animal. Los mininos no son amigos de las sorpresas. Como animales territoriales que son, prefieren tenerlo todo controlado. Su doble faceta de depredador y presa también les suscita temores extras, porque están siempre alerta, tanto para no ser cazados como para detectar a sus posibles presas. Además, hay que tener en cuenta que su lado doméstico no tiene tanto recorrido como en el caso de los perros, por lo que ciertas vivencias de la civilización todavía les descolocan y asustan.
