El picador Alberto Sandoval (Salamanca, 31 años) ya no tiene sitio en su casa de Pelarrodríguez, una pequeña localidad de la provincia de no más de 60 habitantes en invierno, para colocar los trofeos que ha ganado a lo largo de su carrera taurina. Solo este año son tantos que confiesa con rubor que ha perdido la cuenta; ha recogido ya varios por sus actuaciones en el pasado San Isidro, pero el teléfono no dejar de sonar para que acuda a peñas y clubes taurinos, que reclaman su presencia para agasajarle por su torería a caballo.