María Pilar Cambra Brown domina muchos oficios. Está dejando la traducción, ahora que sus 61 años le empujan a jubilarse. Sin embargo, la edad no le impide continuar con sus otras profesiones: amazona, maga o guerrera. Cuenta que alguna vez ha llegado a reclutar un ejército de monstruos o derrotar enemigos de un hechizo. Y, por más que ella se quite méritos, en la lejana región de Skyrim dejó gestas para el recuerdo. En esas gélidas tierras digitales quedan, además, las múltiples viviendas que compró. En su residencia real, en el valenciano pueblo de Ontinyent, pocos deben sospechar que esa sexagenaria vecina con acento inglés esconde una heroína indomable. Una aventurera empedernida. En definitiva, una videojugadora.
