Un grito rasga el pabellón. ¡¡Vamos!! Una palmada imperiosa. Miles la acompañan. Las palmas se hacen silencio. El velódromo calla y escucha. Solo una figura. Pim, pam, pum. Hop, jump, step. 14,20m. Una sonrisa pícara. Fin de la discusión en el segundo intento. En el quinto, por si acaso, el remate. Mirada a la grada. Sus padres y su hija, y su chico, vestido de técnico serio que mide las batidas, los pasos, los impulsos. Dedicatoria a la niña. 14,37m. Media vuelta. Brazo en alto como el del torero cuando el toro se rinde.
