En la Casa Blanca, el centro del poder en Estados Unidos, hasta la decoración navideña puede utilizarse para enviar una señal política. Especialmente este año, el último que pasarán como anfitriones el presidente Joe Biden y su esposa, la primera dama Jill Biden, antes de que tome el relevo el republicano Donald Trump el próximo mes de enero. Y, al presentar las luces, los árboles de Navidad y las guirnaldas que durante esta temporada adornarán la residencia presidencial, ambos han querido apuntar un mensaje en el que marcan sutilmente las diferencias con la personalidad agresiva de su sucesor.