Reducir la contaminación no es un capricho. Significa disminuir las todavía demasiadas muertes prematuras por aire contaminado, así como el número de personas que sufren de manera crónica por el ruido o el fuerte impacto de los pesticidas y otros contaminantes presentes en el medio ambiente (que también acaban repercutiendo en la salud humana). Europa se ha fijado como meta lograr que, para 2050, los niveles de contaminación no sean perjudiciales ni para las personas ni para los ecosistemas. Pero a este paso, no está claro que se llegue siquiera a los objetivos intermedios de 2030, advierte un informe presentado este lunes por la Comisión Europea.
