
Pasada la medianoche del 18 de diciembre, en Bogotá iniciaron una cadena de hechos que se salieron de todas las posibilidades de lo insólito. Una banda de ladrones interceptó en el municipio de Soacha, que colinda con la capital de Colombia, una enorme tractomula que venía del puerto de Buenaventura, sobre el Océano Pacífico, con una carga de envases de spray para fiestas. Los delincuentes amenazaron al conductor, lo golpearon y lo abandonaron en otro punto del municipio. Uno de los integrantes de la banda se puso al volante del vehículo y huyó a toda velocidad hacia el norte, buscando atravesar la gran mancha urbana de Bogotá. Las autoridades, alertadas por los vecinos, iniciaron una persecución que, unos 15 kilómetros más adelante, por poco termina en tragedia.