La fiscal que ha llevado uno de los casos que más ha conmocionado a la opinión pública británica admite que todavía no ha sido capaz de entender las razones para explicar esta tragedia. La justicia ha condenado a siete años de cárcel a la madre que retuvo encerrada a una niña de tres, desde el día en que nació, en uno de los cajones bajeros del somier de su cama. “Esta pequeña ha sido sometida a una negligencia extrema respecto a la atención a su salud, a su desarrollo y a las atenciones básicas necesarias desde el día de su nacimiento”, ha explicado la fiscal Rachel Worthington, del condado británico de Mersey-Cheshire. “Fue dejada sola durante largos periodos, durmiendo en un espacio pequeño y poco apropiado, y recibiendo una alimentación completamente inadecuada”, ha añadido.