“Unos te llaman puta y otras intentan explicar la realidad con datos y argumentos”. Esa frase de Luisa García, socia y CEO Corporate Affairs de la consultora LLYC, condensa bien gran parte de lo que está pasando en redes ―y fuera de las redes― en torno al antifeminismo: una vandalización de la conversación sobre la igualdad en la que este grupo contrario a los avances de los derechos de las mujeres está en gran parte politizado, cada vez más organizado y radicalizado, es agresivo e irreflexivo al hablar, hace uso de mentiras y manipulación de estadísticas y disemina su discurso con mensajes simples y que apelan a emociones negativas como el odio.
