
Los portavoces de varios grupos del bloque progresista que sostiene al Gobierno empezaron a sospechar que ocurría algo extraño en la noche del lunes en la ponencia que estudiaba en el Congreso las enmiendas a la ley que regula los derechos de emisión de los gases del efecto invernadero cuando vieron al diputado del PP Guillermo Mariscal entrar y salir sin parar de la sala para hablar con colegas de otros partidos. Se temieron lo peor. Mariscal, experto en energía, es un veterano parlamentario, bregado en muchas negociaciones. Al rato se constató que el PP y Junts habían pactado una enmienda para eliminar el impuesto a la producción eléctrica. El PSOE intentó entonces, sin mayoría, frenar la votación sin éxito. Los socialistas buscan ahora a la desesperada fórmulas para revertir esa medida pero algunos aliados, como ERC, se niegan a apoyar esa marcha atrás. El PP, exultante, se tomó esa votación como la ratificación de la debilidad parlamentaria del Ejecutivo.