Juan Lobato tomó la decisión de dimitir como secretario general del PSOE de Madrid el martes por la noche. Técnico de Hacienda del Estado, si de algo sabe es de cifras, y los números habían dejado de darle la razón. “Ya no le quedaba prácticamente ningún apoyo en el partido”, resumen fuentes de su confianza. La espantada de sus apoyos orgánicos más fieles y la presión que le llegaba de muchos de los secretarios generales de agrupaciones clave en su victoria en las primarias de 2021, en las que obtuvo un respaldo del 61%, un porcentaje discreto pese a ser el candidato oficialista, es decir, el señalado por Ferraz, minaron su resistencia. Aun así, Lobato demoró la decisión y no claudicó formalmente hasta las 14.21 en un mensaje a la prensa que siempre ha atendido sin hacer distinciones. La Moncloa, Ferraz y la federación que para muchos en el partido sigue siendo la temida FSM o PSM por mucho que cambie de nombre, respiraron aliviados después de 72 horas de vértigo inéditas incluso para los socialistas madrileños.