La nueva doctrina nuclear rusa presentada por Vladímir Putin y el segundo mandato presidencial de Donald Trump no presagian nada bueno. Rusia, la superpotencia que posee mayor número de cabezas nucleares, ha bajado el listón para el uso del arma apocalíptica. Las elementales ideas militares del próximo presidente de Estados Unidos, obsesionado por la magnitud del arsenal nuclear y por su capacidad intimidatoria, conducen a abandonar la seguridad de Europa exclusivamente a los europeos y a regresar a una carrera armamentística al estilo de la Guerra Fría y, a la vez, a la proliferación nuclear.