
El filósofo holandés Johan Huizinga explica en su clásico Homo Ludens que el juego no es simplemente un componente de la cultura, sino su fundamento: “La cultura humana brota del juego —como juego— y en él se desarrolla.” Según el autor, el juego da significado a las actividades humanas, crea reglas que estructuran las relaciones y aporta un orden que organiza la vida en sociedad.