
En 1982, el escritor Gabriel García Márquez escribió en una columna que la escultora colombiana de raíces judío-polacas Feliza Bursztyn “murió de tristeza”. Este diagnóstico motivó a Juan Gabriel Vásquez a investigar durante más de 20 años sobre la artista y escribir Los nombres de Feliza, una novela en la que rescata su dura vida marcada por la represión. Ser mujer en un mundo dominado por hombres, sus orígenes y el violento contexto sociocultural en el que vivió, llevaron a Feliza a rebelarse a través de su arte. El autor fue el protagonista del Club de lectura de Cultura y Babelia de febrero, donde conversó con un grupo de suscriptores de EL PAÍS sobre su novela, como parte del programa de actividades de EL PAÍS+.
