El primer comentario de Trump al darle la bienvenida a Zelenski fue para burlarse de su atuendo. El presidente de EE UU le dijo al presidente de Ucrania bien alto, en el tono más irónico posible y de modo que lo oyera todo el mundo: “¡Mira, viniste vestido de fiesta!”. Luego, ya en el sancta sanctorum del Despacho Oval, se le dio la palabra a un periodista alineado con la despectiva molestia de su amo. Esta fue su pregunta: “¿Por qué no vienes de traje? Estás en la oficina de más alto nivel en este país y te has negado a llevar traje. ¿No dispones de un traje?”. Lo inaceptable, en el ambiente preparado para humillarlo, fue que Zelenski no se amilanó ante esta pregunta ni ante la andanada de desplantes que vino después. “¿Tienes algún problema con eso?”. Y el periodista adiestrado: “Muchos en EE UU tenemos problemas con quien no respeta el código de vestimenta del Despacho Oval”. Respuesta: “Volveré a ponerme el disfraz cuando termine esta guerra, quizá con un traje como el tuyo. Tal vez algo mejor, ya veremos. O quizá más barato”.
