
Si la actualidad tecnológica fuera un cocido, el Mobile World Congress ha dejado de ser el proveedor de uno de los ingredientes —los móviles, que por su ubicuidad podrían ser los garbanzos de la receta— para pasar a ser la olla en la que se prepara todo. A medida que los fabricantes de estos dispositivos han ido optando por estrenar sus nuevos modelos cada uno por su cuenta y no en el propio congreso como hacían habitualmente, la cita empresarial se ha ido convirtiendo en el lugar en el que diferentes actores de industrias tecnológicas muy dispares se encuentran, hacen negocios, en ocasiones más libremente que desde sus propios países, y discuten sobre los grandes debates éticos y regulatorios que atañen a la tecnología. Durante cuatro días, la olla bulle. En esta nueva edición del congreso mundial de móviles —que se celebrará entre este lunes y el jueves en las instalaciones de Fira de Barcelona, donde la organización espera superar los 101.000 asistentes del año pasado— los principales ingredientes serán la inteligencia artificial —con la irrupción de la china DeepSeek como gran novedad— y el papel de las grandes tecnológicas en el complejo escenario geopolítico actual.
