Se los conoce como los métis, los mestizos. Son los bebés nacidos fruto de la relación entre mujeres oriundas de las colonias de Bélgica en África el siglo pasado y hombres de nacionalidad belga que fueron sistemáticamente separados por la fuerza de sus madres e internados en orfanatos. Una práctica organizada por las autoridades coloniales belgas tanto en Congo como en Ruanda y Burundi, con el visto bueno de la Iglesia católica, que el tribunal de Apelación de Bruselas ha calificado este lunes de crimen contra la humanidad no prescrito, obligando al Estado a indemnizar a cinco mujeres mestizas que llevan años litigando por su caso.