El vértigo de la velocidad keniana ha llevado al atletismo femenino a una nueva dimensión que envuelve la noche del domingo la venerable pista de Hayward Field, la meca del fondo en Estados Unidos, la patria de Steve Prefontaine. Diez días después del gran show de la milla en París que no bajó de cuatro minutos, Faith Kipyegon, como había prometido, volvió a calzarse los clavos y, gracias a un último 400m en 59,02s, batió por 36 centésimas (3m 48,68s), el récord del mundo de 1.500m que ella misma poseía desde que lo batió el 7 de julio pasado en París. Su carrera fue el colofón, la traca final, a una sesión en la que apenas una hora antes, su compatriota y heredera espiritual Beatriuce Chebet, se había convertido en la primera mujer que corría los 5.000m en menos de 14 minutos (13m 58,06s).