
El 23 de febrero de 2025, cuando se aproximaba el tercer aniversario de la invasión rusa de Ucrania, Alemania acudió a las urnas. Fueron unas elecciones anticipadas tras la agria ruptura de la coalición “semáforo”, que no había logrado llevar a cabo el cambio de época (Zeitenwende) que había prometido, la transformación de la política exterior y económica del país. Además, se celebraron en un momento trascendental de la historia del país, quizás comparable con 1949 y 1989. En aquellas dos ocasiones, los alemanes (occidentales) podían contar con Estados Unidos. Hoy, no tanto.
