El Liverpool, el equipo más regular de Europa, líder de la Premier y de la fase previa de la Champions, batió otro récord el miércoles en París. Hizo historia gracias a un incidente matemático que no hará que sus aficionados se sientan necesariamente más orgullosos pues esconde el reverso del sometimiento. Se convirtió en el primer equipo en la historia de las eliminatorias de la Champions que gana un partido tras sufrir una diferencia de 27 (o 26) entre remates a favor o en contra, ya que se impuso 0-1 con un tiro a favor (o dos, según la UEFA) por 28 en contra. Un desequilibrio nunca visto en instancias avanzadas de la máxima competición europea que hizo del Paris Saint-Germain un verdugo frustrado y del portero visitante, Alisson Becker, una especie de mago que paraba los tiros igual que Neo esquivaba las balas en Matrix.
