Dicen que incluso un péndulo parado lleva la razón dos veces al día. Pero a mí me gustaría saber de dónde viene mi atracción por los relojes parados, por los péndulos detenidos. Es más, me pregunto de dónde vendrá mi atracción por esos momentos de inmovilidad que presagian que va a “suceder algo”. Puede que solo lo haya imaginado: en Los pájaros, de Alfred Hitchcock, un estremecedor instante de silencio precede a la explosión de la gasolinera.