El 41º Congreso Federal del PSOE, que empieza el viernes y estaba diseñado para discurrir sin sobresaltos, estará condicionado por la citación ese mismo día de Juan Lobato como testigo en el Tribunal Supremo. Un cisne negro que amenaza con hacer saltar por los aires la fiesta de proclamación de Pedro Sánchez como secretario general por cuarta vez consecutiva. Y que ha terminado de incendiar el ya de por sí convulso PSOE de Madrid, una federación con fama de avispero acostumbrada a las derrotas y con la que en Ferraz están muy disconformes desde hace muchos meses con la oposición “sin colmillo” de Lobato a Isabel Díaz Ayuso. Una posición que no es nueva: “Juan no es de fiar”, resumía hace semanas, entre dientes, un miembro de la dirección nacional la opinión que en la sede federal tienen de Lobato. Pero que ya no es exclusiva de Ferraz: varios miembros de la ejecutiva del PSOE de Madrid consultados por EL PAÍS opinan que el líder territorial no debería acudir al Congreso Federal. Lobato se desplazaría a Sevilla después de declarar en el Supremo.