El escritor Javier Pastor Seco ha muerto esta madrugada a causa de un cáncer. Nacido en Madrid en 1962, sus novelas le granjearon un estatus de autor de culto, es decir, prestigioso, pero también arriesgado, un segundo requisito que cumplía a rajatabla, hasta el punto de desconcertar o irritar a una parte de la crítica mientras otra se rendía a sus pies. Su gran valedor fue siempre Juan Goytisolo, y no por casualidad, puesto que su literatura se inscribía en la estela de Carajicomedia: los libros de Pastor, deliberadamente alérgicos a la trama convencional, tenían mucho que ver con aquel humor arborescente, lingüístico y cáustico. Ideológicamente, la conexión con Goytisolo no era menos natural en un licenciado en filosofía que aprendió a la sombra de Javier Sádaba y fue profesor en colegios de la Institución Libre de Enseñanza.
