
No entender es el título que eligió para sus memorias. Porque la búsqueda y la ausencia de comprensión eran, decía, su “experiencia constitutiva”, el íntimo motor que la impulsaba a escribir, debatir y reflexionar sobre la cultura y la sociedad, sobre literatura y política, los grandes temas a los que dedicó su vida. Durante casi seis décadas esa pulsión guio la producción intelectual de la crítica, ensayista y docente argentina Beatriz Sarlo, desarrollada principalmente en la universidad pública y en diversos medios de comunicación, incluido EL PAÍS. Hasta su muerte en Buenos Aires, este martes, a los 82 años.