Cena de gala en la conferencia de presidentes de las principales organizaciones judías estadounidenses, en Jerusalén. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, toma la palabra. Ya de por sí suele emplear un tono mesiánico, pero este domingo está crecido, consciente de que juega en casa y de que ―como subraya― “ni Israel ha sido nunca tan fuerte, ni tampoco la alianza con EE UU”. El público comienza un aplauso y lo detiene, al sentir que interrumpe el discurso. Netanyahu para y les dice: “Podéis aplaudir”.