
En 1910, Boy Capel le mostró a Chanel los paneles de coromandel chinos, algo que marcó un antes y un después en su biografía. Aquellos biombos con paisajes orientales se convirtieron en uno de los principales motivos decorativos de sus distintas residencias y, de entre ellos, destaca el panel que reproduce el West Lake de Hangzhou, un lugar mágico que ha inspirado a intelectuales chinos desde hace siglos y que es desde 2011 patrimonio de la Unesco.