Nada más salir del ascensor de la segunda planta del Congreso, hay a la izquierda unas pequeñas escaleras que, rodeadas de periodistas y tomadas por fotógrafos y cámaras de televisión, podría parecer el aspecto de las escaleras que daban al viejo césped de San Paolo de Nápoles, concretamente el día en que se presentó Diego Armando Maradona en 1984. Hay una foto icónica al respecto. Se desconoce si habrá una foto parecida este miércoles, en el Congreso, con Mariano Armando Rajoy llegando a la comisión de investigación sobre la Operación Cataluña, la trama parapolicial que desde las sentinas de Interior se puso en marcha para presuntamente espiar y acorralar partidos políticos, desde independentistas a Podemos, mediante acoso judicial y noticias falsas. Pero debería. El expresidente del Gobierno acudió allí entre flashes, pidió la palabra para decir que no sabía qué hacía en aquel lugar, sentado delante de aquella gente tan extraña, y dedicó las horas siguientes al mayor y más demoledor ejercicio de vaciado de poder que ha sufrido nunca una presidencia del Gobierno: no es que no se hubiese enterado de nada de lo que ocurría bajo su mando, es que uno lo escucha y se le viene a la cabeza aquella frase histórica de Zapatero a su mujer antes de meterse en cama, cuando ya llevaba un tiempo en La Moncloa: “No sabes, Sonsoles, la cantidad de cientos de miles de españoles que podrían gobernar”.
