
La constante peregrinación hacia las administraciones de Lotería de Soria supone colas delante del mostrador y, con ellas, extractos de conversaciones deliciosas para los cotillas navideños. “¡He tenido un pálpito!”, exclama uno. “¡De aquí es típica la morcilla dulce!”, comenta otra, más pendiente de las cosas del comer que de las cosas del soñar. La fila avanza y los loteros despachan terminaciones, números feos y guapos, el boleto del bar o de la empresa, el aniversario de no sé quién, la cifra de no sé cuántos… Así hasta los 285,04 euros que se gastan por persona, de media, en la provincia de Soria, abrumadora líder española en inversión en Lotería de Navidad. Castilla y León, alimentada por ese empujón, comanda el balance autonómico, con 117,76 euros por barba, según Loterías y Apuestas del Estado. La media nacional, 75,84 euros, es casi cuatro veces menor que en Soria. El porqué, según los sorianos, porque últimamente han caído varios premios ―quizá por tanto desembolso― y por el viejo “Nos conocemos todos”. O sea, nadie va a permitir que el vecino, o compañero de curro, o parroquiano del bar, o colega del equipo de fútbol, se haga rico y él no.