Si alguien necesita agarrarse a la esperanza de que el ajedrez humano seguirá siendo muy atractivo cuando las computadoras cuánticas jueguen perfectamente, que disfrute con calma de la partida de este vídeo. Los mejores ajedrecistas inhumanos, programados para buscar la perfección, jamás harán la jugada 3 Ca4 porque es científicamente mala. Pero de ese error nació la enorme belleza que produjeron un funcionario, Carl Hamppe, y un abogado, Philipp Meitner, en la Viena imperial de 1872.
